
En la interpretación de un texto, se produce una interacción entre un autor que transmite ideas y un lector que debe descifrar lo que se le presenta. Para que esta comunicación suceda, el lector necesita activar su conocimiento sobre el tema, las experiencias de vida, el manejo de su lengua materna y su perspectiva del mundo.
La comprensión de un texto es un proceso interactivo, no una simple transmisión unidireccional en la que un autor expone algo que el otro debe aceptar. En este contexto, podemos identificar tres niveles: literal, inferencial y crítico-valorativo.
El nivel literal implica entender todo lo que el autor expresa de manera explícita, es decir, captar las palabras, frases, títulos, oraciones, párrafos y secciones. Para lograrlo, el lector utiliza su vocabulario, los significados de las palabras en contextos coloquiales y regionales, además de su conocimiento intuitivo o académico, su bagaje cultural y su sentido común.
Este nivel debe ser adquirido durante la educación básica, media y preuniversitaria; de no ser así, las personas enfrentarían dificultades en la comprensión de los textos.
El nivel inferencial se centra en descubrir lo que el autor intentó transmitir, lo que requiere que el lector emplee su conocimiento sobre el funcionamiento del idioma, como el estilo en que se construyen las oraciones, el significado de ciertas expresiones en su contexto cultural, así como el uso y la estructura de distintos tipos de textos.
Este nivel se desarrolla conforme el lector identifica ideas principales y secundarias, escenarios, personajes y mensajes. Este aspecto solo resulta efectivo si el nivel anterior ha sido superado.
El nivel crítico-valorativo se refiere a la capacidad de evaluar y juzgar tanto el contenido que ofrece el autor como las inferencias o conexiones que se pueden generar a partir de lo expuesto en el texto. Estas valoraciones deben estar respaldadas por una argumentación o justificación, permitiendo al lector posicionarse respecto al contenido leído.
Aquí se pone en juego el sentido común, el conocimiento del tema, la experiencia como lector, así como su escala de valores y criterios personales. En definitiva, no solo es necesario entender el tema en profundidad, sino también aplicar todas sus habilidades y la especialización correspondiente. De lo contrario, no podría permitirse emitir un criterio.
La comprensión de un texto no se desarrolla de manera lineal, donde se entiende primero un nivel y luego se avanza al siguiente más complejo. En realidad, es un proceso en el que se producen transiciones entre diferentes niveles.
Es importante señalar, sin embargo, que la comprensión inferencial y crítica solo puede lograrse si se tiene una base sólida de comprensión literal del texto. En cualquier caso, para alcanzar y dominar los tres niveles de lectura, es fundamental que la práctica de la lectura sea una parte integral de la vida del lector.